¡Ahora hay una compañía sueca que lo hace!
La técnica se llama Promession. Primero el cuerpo se congela a -18 grados en nitrógeno líquido. El cuerpo se vuelve muy frágil, convirtiéndose con una leve vibración en un polvo orgánico que se introduce en una cámara al vacío, donde el agua se evapora. Posteriormente, el polvo seco se lleva a un separador de metales, donde se eliminan eventuales metales y mercurio. De esta misma manera, también se puede higienizar (sanitarizar) si es necesario. Los restos están ahora listos para ser colocados en un ataúd hecho de maizena y el entierro no urge. El polvo orgánico, que se presenta en forma sanitaria e inodora no se deteriora, guardándose en condiciones secas.
El ataúd se entierra superficialmente y, en 6 a 12 meses, se transforma en tierra. En el momento de la sepultura, por deseo de la persona fallecida o de sus familiares, se puede plantar un arbusto o árbol junto con el ataúd. La tierra que se forma, se integra a la planta, lo que puede contribuir a un mayor conocimiento y respeto por el ecosistema del que forma parte todo elemento vivo. La planta representa un símbolo de la persona, y entendemos en qué se convirtió el cuerpo.
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